miércoles, 31 de julio de 2013

La mala racha

Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.

  

martes, 30 de julio de 2013

Te estoy llamando

Amor
desde la sombra
desde el dolor 
amor 
te estoy llamando 
desde el pozo asfixiante del recuerdo 
sin nada que me sirva ni te espere. 
Te estoy llamando 
amor 
como al destino 
como al sueño 
a la paz 
te estoy llamando 
con la voz 
con el cuerpo 
con la vida 
con todo lo que tengo 
y que no tengo 
con desesperación 
con sed 
con llanto 
como si fueras aire 
y yo me ahogara 
como si fueras luz 
y me muriera. 
Desde una noche ciega 
desde olvido 
desde horas cerradas 
en lo solo 
sin lágrimas ni amor 
te estoy llamando 
como a la muerte 
amor 
como a la muerte.

sábado, 27 de julio de 2013

Noche del infierno

He bebido un enorme trago de veneno. ¡Bendito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí! Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se alza el fuego! Ardo como es debido. ¡Anda, demonio! Yo había entrevisto la conversión al bien y a la felicidad, la salvación. ¡Pero cómo describiría mi visión, si el aire del infierno no soporta los himnos! Eran millones de criaturas encantadoras, un suave concierto espiritual, la fuerza y la paz, las nobles ambiciones, ¿qué sé yo? ¡Las nobles ambiciones! ¡Y esto sigue siendo la vida! ¡Si la condenación es eterna! Un hombre que se quiere mutilar está bien condenado, ¿no es así? Yo me creo en el infierno, luego estoy en él. Esto es el catecismo realizado. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, habéis hecho mi desgracia y la vuestra. ¡Pobre inocente! El infierno no puede atacar a los paganos. ¡Esto sigue siendo la vida! Más tarde, las delicias de la condenación serán más profundas. Un crimen, pronto, y que caiga yo en la nada, según la ley humana. ¡Pero calla, cállate! ... Aquí están la vergüenza, el reproche: Satán que dice que el fuego es innoble, que mi cólera es espantosamente estúpida. ¡Basta! ... Son errores que me susurran, magias, perfumes falsos, músicas pueriles. -Y decir que yo poseo la verdad, que veo la justicia: tengo un juicio sano y firme, estoy a punto para la perfección... Orgullo-. La piel del cráneo se me deseca. ¡Piedad! Señor, tengo miedo. ¡Tengo sed, tanta sed! Ah, la infancia, la hierba, la lluvia, el lago sobre las piedras, el claro de luna cuando en el campanario sonaban las doce... a esa hora el diablo está en el campanario. ¡María! ¡Virgen Santa!... Horror de mi estulticia. Allá lejos, ¿no hay almas honestas que me quieren bien?... Venid... Tengo una almohada sobre la boca y ellas no me oyen, son fantasmas. Además, nadie piensa nunca en los otros. Que no se me acerquen. Es seguro que huelo a chamusquina. Las alucinaciones son innumerables. Esto es de veras lo que me pasó siempre: ninguna fe en la historia, olvido de todos los principios. Me lo callaré: Poetas y visionarios se pondrían celosos. Yo soy mil veces más rico, seamos avaros como el mar. ¡Ah, es eso! El reloj de la vida se ha detenido hace un momento. Ya no estoy en el mundo. La teología es seria, el infierno está ciertamente abajo -y el cielo arriba-. Éxtasis, pesadilla, sueño en un nido de llamas. Cuántas malicias para atender los campos ... Satán, Fernando, corre con las semillas silvestres... Jesús camina sobre las zarzas purpúreas, sin doblarlas... Jesús caminaba sobre las aguas irritadas. La linterna nos lo mostró de pie, blanco y las crenchas brunas, en el flanco de una ola de esmeralda ... Voy a descorrer el velo de todos los misterios: misterios religiosos o naturales, muerte, nacimiento, porvenir, pasado, cosmogonía, nada. Yo soy maestro en fantasmagorías. ¡Escuchad! ... ¡Yo tengo todos los talentos! Aquí no hay nadie y hay, alguien: no querría derrochar mi tesoro. ¿Queréis cantos negros, danzas de huríes? ¿Queréis que desaparezca, que me hunda en busca del anillo? ¿Lo queréis? Fabricaré oro, medicamentos. Fiaos en mí, la fe consuela, guía, cura. Venid, todos, hasta los niños pequeños, para que os consuele, para que se prodigue en vosotros su corazón, ¡el corazón maravilloso! ¡Pobres hombres, trabajadores! No pido plegarias; con sólo vuestra confianza, seré feliz. Y pensemos en mí. Esto hace que añore poco el mundo. Tengo la suerte de no sufrir más. Mi vida fue sólo una serie de dulces locuras, es lamentable. ¡Bah! Hagamos todas las muecas imaginables.Decididamente, estamos fuera del mundo. No más sonido. Mi tacto desapareció. ¡Ah! mi castillo, mi Sajonia, mi bosque de sauces. Las tardes, las mañanas, las noches, los días... ¡Si estaré cansado! Yo debería tener un infierno para mi cólera, un infierno para mi orgullo, y el infierno de las caricias; un concierto de infiernos. Me muero de cansancio. Esto es la tumba, voy hacia los gusanos, ¡horror de los horrores! Satán, farsante, tú quieres disolverme con tus hechizos. Yo reclamo. ¡Yo reclamo un golpe de tridente, una gota de fuego!¡Ah, subir de nuevo a la vida! ¡Poner los ojos sobre nuestras deformidades! ¡Y ese veneno, ese beso mil veces maldito! ¡Mi flaqueza, la crueldad del mundo! ¡Dios mío, piedad, ocultadme, me siento demasiado mal! Estoy oculto y no lo estoy. Es el fuego que se alza con su condenado.

jueves, 25 de julio de 2013

La pequeña muerte

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.


miércoles, 24 de julio de 2013

Forjando la Armadura

Me niego a someterme al miedo que me despoja de la alegría de mi libertad, que no me deja correr ningún riesgo, que me torna pequeño y mezquino, que me ata, que no me deja ser directo y franco, que me atormenta, que ocupa negativamente mi imaginación, que siempre pinta visiones sombrías. Sin embargo, no quiero levantar trincheras por miedo al miedo. Yo quiero vivir y no quiero encerrarme. No quiero ser amigable por miedo de ser sincero. Quiero pisar con firmeza porque estoy seguro y no para cubrir mi miedo. Y cuando me callo, quiero hacerlo por amor y no por temor a las consecuencias de mis palabras. No quiero creer en algo sólo por el temor de no creer. No quiero filosofar por el miedo a que algo pueda tocarme de cerca. No quiero doblegarme solo porque tengo miedo de no ser amable. No quiero imponer algo a los otros por miedo a que puedan imponerme algo a mí. Por miedo a cometer errores, no quiero tornarme inactivo. No quiero huir hacia lo viejo, lo inaceptable por temor a no sentirme seguro frente a lo nuevo. No quiero hacerme de importante, porque sino tendría miedo de ser ignorado. Por convicción y amor, quiero hacer lo que hago y dejar de hacer lo dejo de hacer. Quiero arrancar el dominio al miedo y dárselo al amor. Y quiero creer en el reino que existe en mí.

domingo, 21 de julio de 2013

El río

Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras. Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.

sábado, 20 de julio de 2013

Qué ángel te librará de la tristeza

Qué ángel te librará de la tristeza y te despertará un precioso día sin memoria de lo que te afligía y te dirá al oído: "Escucha y cesa
tus llantos. En mis brazos no te pesa la lentitud del tiempo ni la impía delación de los hombres. Eres mía, ya no eres de este vano mundo presa. Asómate a esta fúlgida ventana por tu dicha adornada. Ya el dolor se marchitó como una larga flor cuya sabiduría al fin te sana al disolverse porque se convierte en polvo, en ilusión, en otra suerte"

jueves, 18 de julio de 2013

Último intento...

Tantas veces intenté escribirte algo, algo que pudiera explicarte un poco lo que me pasó, lo que sentía, tratar de alguna manera justificar mis errores, y que así logres perdonarme. Pero nunca pude transmitírtelo, creo que algo muy adentro mío sabía que nada iba a ser cambiar tu manera de ver las cosas, nada de lo que pudiera decir o hacer haría que logres entenderme. Y por más que pase el tiempo, sigo insistiendo en buscar ese perdón, pero no como una cuestión divina, de limpiar culpas y dormir con la consciencia tranquila, sino como una manera de sentir que no estoy tan lejos de vos, que podamos volver a mirarnos a los ojos, y reconocernos como seres que alguna vez transitaron un mismo camino. Pero también sé, que la que quiere eso soy yo, y que a vos, tal vez te sea más fácil mantenerme lejos, en el olvido, en la indiferencia, y ni siquiera como una manera de venganza, sino de desamor. O tal vez, todo este pensamiento, es sólo mi manera de protegerme, de no querer saber lo que de verdad sentís o pensas, el por qué de tanto enojo, aunque en el fondo seguramente lo sé, por más de que lo intente ocultar. Y otra vez dudo si borrar o no esto, si sirve que siga insistiendo, que siga intentando acercarme a vos, en fin, que siga intentando crear una ventana en esa pared que creaste, y no te culpo por eso, trato de entenderte, seguramente no por una cuestión altruista, sino por algo meramente individual, egoísta, porque es lo que quisiera que vos hicieras conmigo. Dudo si esto será un nuevo papelito de esos intentos fallidos de escribirte algo, que solo queda en borrador, y pasa a vivir al cajón, con la esperanza de salir a la luz algún día, aunque sea para terminar en el basurero, o si la suerte lo acompaña, y logro juntar coraje, intento nuevamente que de alguna manera te lleguen esas palabras que están ahí, vomitadas en esas hojas ya amarillentas, junto a los recuerdos.
Escribo sin volver atrás, como una manera de que por lo menos esta vez no quiera crear el texto perfecto para dartelo, creo que he logrado aceptar que por más ordenadas y embellecidas que esten las palabras, nada hará que cambie tu manera de ver y sentir las cosas, ni mis errores del pasado. Y entonces vuelven esas preguntas, como aquellos discos de The Who, que nunca voy a dejar de escucharlos sin traerte a mi mente. Esas preguntas que se repiten una y otra vez, cada vez que me encuentro en el momento de apretar el botón de publicar o no…

jueves, 11 de julio de 2013

La Renga y Castaneda

Hace muchos años atrás escuchaba La Renga, sin conocer a Carlos Castaneda, ahora luego de haberme introducido en el mundo de los brujos y de la sabiduría tolteca, y habiendo podido realizar ciertos movimientos en mi punto de encaje, he logrado que mi percepción con respecto a ciertas cosas, de ésta realidad, hayan cambiado. Desde mi manera de ver la vida, la muerte, el infinito, las energías, las emanaciones del Águila, las plantas de poder, el capullo luminoso...hasta las canciones. Por eso, acá dejo dos canciones que hacen referencia a las enseñanzas que le dejó el nagual Don Juan a Castaneda.

:::Cuándo vendrán:::

Es que la muerte esta tan segura de vencer 
que nos da toda una vida de ventaja. 
Tu empresa líder funciona bien en el caos 
inventando analgésicos para poder seguir, 
cuando el mundo no tiene respuestas 
o se vuelve incomprensible, 
yo sigo acá, insoportablemente vivo. 
Si del principio hubiera aprendido a ser un animal 
hoy tendría un instinto noble a cambio de esta pena 
y si la ruta me va dejando sin aliento, 
sera que un buscador nunca llegará a destino. 
Cuando el mundo no tiene respuesta 
o se vuelve incomprensible, 
recuerda que un guerrero toma todo como un desafío. 
Cuando vendrán los días de sol y no tener mas esa nube en el cielo. 
Cuando vendrán las noches de estrellas, 
y no tener mas en mi casa ese techo. 
Cuando vendrá la canción primitiva 
y no tener mas sobre mi corazón, una cabeza. 

:::Hablando de la libertad::: 

Hice a mi cuerpo amigo del cielo y la distancia 
y me fui a buscarle una verdad a mi corazón. 
Algo tan grande como el cielo y las montañas 
y tan pequeño como una gota de rocío. 
Y ya no estuvo más conmigo mi corazón, 
se fue a posar en cada una de las cosas; 
y ya no estuvo más conmigo mi corazón, 
se fue a fundir con la esencia y la sabia. 
Y ahora sólo un camino he de caminar, 
cualquier camino que tenga corazón. 
Atravesando todo su largo sin aliento, 
dejando atrás mil razones en el tiempo. 
Y morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje, 
ponerle alas a mi destino, 
romper los dientes de este engranaje. 
Hice un lugar en el refugio de mis sueños 
y guarde ahí mi tesoro más preciado. 
Donde no llega el hombre con sus jaulas 
ni la maquinaria de la supervivencia. 
Me fue más fácil, intentar la vida, 
que venderla al intelecto y la conformidad. 
Y ahora sólo un camino he de caminar, 
cualquier camino que tenga corazón. 
Atravesando todo su largo sin aliento 
dejando atrás mil razones en el tiempo. 
Morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje, 
ponerle alas a mi destino, 
romper los dientes de este engranaje.