lunes, 30 de enero de 2012

Asunción de ti


Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible
ocasión de nacer puesta al alcance
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a aherrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién eras tú detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mí.
Y todavía no hemos visto nada.
Espero que alguien venga, inexorable,
siempre temo y espero,
y acabe por nombrarnos en un signo,
por situarnos en alguna estación
por dejarnos allí, como dos gritos
de asombro.
Pero nunca será. Tú no eres ésa,
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora
vengo un poco de ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve riesgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos
a ti y a mí cuando nos piensen solos.

domingo, 22 de enero de 2012

Abandonados

Tocamos la noche con las manos
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,
sobándola como la piel de una oveja negra.
Nos hemos abandonado al desamor,
al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,
intrascendentes,
sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad.
Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.
¿Cómo volver a recapturar el tiempo?
¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,
hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?
Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento
que perdimos.
Nadie puede predecir el pasado
cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado
el nombre de la calle
donde
alguna vez
pudimos
encontrarnos.

miércoles, 18 de enero de 2012

¡Si yo no pido tanto!

¡Si yo no pido tanto! 
Amor es lo que pido.
Briznas de amor para esta sed del mundo,
tan grande y tan sumisa.
Un diminuto amor, pero constante,
que dé su mano al que su mano tienda,
que limpie las miradas y los ojos
llene de dulcedumbre.
Algo de amor en esos corazones
que no aman a los niños,
que son capaces de cegar a un pájaro,
de aplastar las hormigas.
Algo de amor; apenas un murmullo
de amor en cada pecho de criatura
hacia todos los seres,
hacia todas las cosas.
¡Si yo no pido tanto!
Briznas de amor para esta sed del mundo.

jueves, 5 de enero de 2012

Después de las fiestas

Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.


lunes, 2 de enero de 2012

La culpa es de uno

Quiza fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algun modo previsto
ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido

todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron

hasta aqui habia hecho y rehecho
    mis trayectos contigo
hasta aqui habia apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
    una manera tierna
    y a la vez implacable
    de desahuciar mi amor

con un solo pronostico lo quitaste
    de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahi nomas lo dejaste
a solas con su suerte
    que no es mucha

creo que tenes razon
la culpa es de uno cuando no enamora
    y no de los pretextos
    ni del tiempo

hace mucho muchisimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos
    mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
    solo

siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lobregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.

domingo, 1 de enero de 2012

Dame tu libertad

Dame tu libertad. 
No quiero tu fatiga, 
no, ni tus hojas secas, 
tu sueño, ojos cerrados. 
Ven a mí desde ti, 
no desde tu cansancio 
de ti. Quiero sentirla. 
Tu libertad me trae, 
igual que un viento universal, 
un olor de maderas 
remotas de tus muebles, 
una bandada de visiones 
que tú veías 
cuando en el colmo de tu libertad 
cerrabas ya los ojos. 
¡Qué hermosa tú libre y en pie! 
Si tú me das tu libertad me das tus años 
blancos, limpios y agudos como dientes, 
me das el tiempo en que tú la gozabas. 
Quiero sentirla como siente el agua 
del puerto, pensativa, 
en las quillas inmóviles 
el alta mar. La turbulencia sacra. 
Sentirla, 
vuelo parado, 
igual que en sosegado soto 
siente la rama 
donde el ave se posa, 
el ardor de volar, la lucha terca 
contra las dimensiones en azul. 
Descánsala hoy en mí: la gozaré 
con un temblor de hoja en que se paran 
gotas del cielo al suelo. 
La quiero 
para soltarla, solamente. 
No tengo cárcel para ti en mi ser. 
Tu libertad te guarda para mí. 
La soltaré otra vez, y por el cielo, 
por el mar, por el tiempo, 
veré cómo se marcha hacia su sino. 
Si su sino soy yo, te está esperando.