Eterno retorno de un amor no correspondido
Te despiertas cada día deseando seguir en el sueño profundo, no tener que abrir los ojos y enfrentarte nuevamente a ese suicido permanente que has elegido vivir, como si fuera algún castigo divino con que los dioses te han maldecido. Evitas pensar en ese amor que nunca pudo ser, intentas ocultar tus deseos y pasiones, niegas lo que sientes rotundamente. Otra vez, te miras al espejo y te das cuenta que todo es en vano, nada hará que desaparezca realmente lo que ocultas en tu ser, entonces te prometes tomar coraje y saltar a ese vacío, no tan vacío, y en ese mismísimo instante, vuelve a aparecer el miedo que te inmoviliza y te regresa a tu cautiverio
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