sábado, 20 de agosto de 2011

Realidad


La verdad de este cuerpo
mi más honda verdad.
Invadirlo,
apresarlo,
hasta sentir su carne
prolongada en la mía,
integrada en mi sangre,
y sentir por la suya
esa lava ya fría del ardor del placer.
Hasta su sexo llego
como aquellos amantes
que ante un cuerpo desnudos
oficiaban con fervor y belleza
sabiéndose partícipes de Pan y de Afrodita.
Sobre la tierra inhóspita,
bajo el cielo callado y los dioses ausentes,
avanzo por sus valles, laderas, promontorios,
y en el instante exacto del gemido
asalto, rompo, ocupo
la cueva misteriosa,
el cálido refugio
donde morar silente.
Ya rendidos, y fríos, y exhaustos,
los cuerpos se separan,
sus poderes se anulan:
una tregua se abre sobre los blancos lienzos.
Hasta que una mano furtiva se desliza
por la piel tan surcada,
las piernas se entrelazan,
la carne, enmudecida, recupera sus voces,
y el sexo,
cual un mar saliendo de su calma,
se levanta y avanza:
hacia el cuerpo que amo
y que a mi lado yace.

Hermosa realidad que devoro insaciable.

1 comentario:

semilla lunar dijo...

"Hermosa realidad que devoro insaciable." perfecto para usted, señorita espectral.