sábado, 6 de noviembre de 2010

Semilla en la tierra

Duele, la vida como un puñal hay veces que duele, y nada tiene que ver con tu boca que hecha para besar, hay veces que muerde, que anuncia cordura y a veces se vuelve loca, y duele porque la piel no es materia inerte, y duele porque el querer es dolerse a veces.
Tiembla, la vida como con miedo, hay veces que tiembla, y nada tiene que ver con el aire, que mueve tu ropa en noches de luna escueta, que aprieta, suelta, y evoca, y me enloquece, y tiembla por los latidos que tu provocas, y también porque el querer es temblar a veces, y cada uno en su camino va cantando, espantando, sus penas, y cada cual en su destino va llenando de soles sus venas, y yo aquí sigo en mi trinchera corazón, tirando piedras contra la última frontera, la que separa el mar del cielo, del color de tus maneras, la que me lleva a la guerra, a ser semilla en la Tierra, y no me pidas tanto corazón que tengo poco aire en el pulmón, lo que tengo es un castillo en el cielo, si viene la guadaña a mi rincón, enjuágame la frente en tu sudor y le das un beso a todos si me muero, y le das un beso a todos si me muero.
Ríe, la vida como un volcán, hay veces que ríe, y nada tiene que ver con el tiempo, se ríe porque para ellas somos tan leves, como el humo azul que del pudor se desprende, y ríe porque tu llanto se lo merece, y también porque el querer es reírse a veces.
Vive, la vida por compasión hay veces que vive, y nada tiene que ver con la muerte, y cuando llegue ese instante déjame verte, que no hay mayor libertad que tenerte en frente, y que nadie sea absuelto por no quererse, y vive porque el querer es vivir con creces, y cada uno en su camino va cantando, espantando sus penas, y cada cual en su destino, va llenando de soles sus venas, y yo aquí sigo en mi trinchera corazón, tirando piedras, contra la última frontera, la que separa el mar del cielo, del color de tus maneras, la que me lleva a la guerra, a ser semilla en la Tierra, y no me pidas tanto corazón que tengo poco aire en el pulmón, lo que tengo es un castillo en el cielo, si viene la guadaña a mi rincón, enjuágate la frente en tu sudor, y le das un beso a todos si me muero, y si todo es semilla no me dolerá la astilla que sangran de mi costado tus andares de chiquilla, y no me digas nada déjame a mi en mi ventana con los pies del otro lado, yo me fumo mis mañanas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cada día más tristeza reflejan tus ojos