Las caras de los hombres que en mi vida he encontrado me persiguen y viven adentro de mi espíritu. Las caras de los hombres que he encontrado en mi vida me miran y me abruman.
Podría dibujarlas pero nunca me atrevo. Algunas tienen cuerpos y llevan en las manos anillos y collares, flores de terciopelo, algunas son mansiones, son jardines, son ríos, algunas son un viaje, una playa, un desierto. Algunas son de mármol, algunas son fenicias, algunas son romanas, griegas y perniciosas con los rasgos borrados. Algunas tienen penas, muchas penas algunas, y largas cabelleras que lloran en el viento. Algunas son horribles, casi siempre me advierten que un peligro me acecha. Algunas tienen horas marcadas en los ojos y son como clepsidras, me despiertan de noche. Algunas me quisieron y movieron los labios para decir mi nombre. Algunas no entendieron nunca lo que les dije ni supieron por qué las miré largamente. Algunas son anónimas llevan frutas y fuentes, manos de terracota, como las estaciones. Algunas se arrodillan, buscan algo en la tierra. Algunas como pájaros siempre estiran el cuello. Algunas se inclinaron y escribieron sus nombres sobre mi corazón sin que yo lo advirtiera. Algunas fueron mías, algunas se alejaron y perdieron su sexo, su virtud y su candor; fueron como la imagen del infierno en el mundo que tratamos, en vano, de olvidar. Algunas fueron deidades que no olvidaré nunca.
"Es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos"
miércoles, 27 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
domingo, 10 de octubre de 2010
Carta de despedida del Che a sus hijos
A mis hijos
Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:
Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre Uds.
Casi no se acordarán de mi y los más chiquitos no recordarán nada.
Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones.
Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de
Papá
Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:
Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre Uds.
Casi no se acordarán de mi y los más chiquitos no recordarán nada.
Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones.
Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de
Papá
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